viernes, 17 de febrero de 2017

Tercer Escrito

Las competencias del docente del siglo XXI

Imaginemos a un docente del siglo XIX transportado a los entornos de aprendizaje de la actualidad. ¿Seguiría siendo ese profesor del pasado competente para enseñar en el nuevo milenio? La respuesta sería un enorme “depende” puesto que, aunque la disciplina de ese maestro no haya cambiado mucho (aunque es improbable igualmente), sus competencias para poder transmitir sus enseñanzas a una audiencia contemporánea quizás si se hallen caducas y poco pertinentes. No es esta una pregunta original ni novedosa, por tal motivo organizaciones como la UNESCO, académicos como Carles Monereo y José Tejada han querido establecer aquello que necesita un docente para considerarse competente en el escenario educativo de nuestra era.

Ante todo, hay que partir de la definición de competencia, que es en esencia el “conjunto de conocimientos y estrategias que pueden permitir a un docente afrontar con éxito los problemas, conflictos y dificultades que de forma más habitual se le presentan durante su ejercicio profesional” (Monereo, 2009. p. 1). Es decir, cómo se desenvuelve un maestro ante los problemas cotidianos, que hoy en día se traducen más en cómo acceder a recursos tecnológicos, a evitar el plagio, a regular el uso de la Internet, a detectar el ciberacoso y un largo etcétera. Monereo no solamente define competencias, sino que también entiende la resistencia docente a desarrollarlas y propone tres áreas de cambio: el rol profesional, la enseñanza y el aprendizaje y los sentimientos asociados a la docencia. La primera consiste en definir al profesor claramente como tutor, educador, o específicamente matemático o químico, etc. según la disciplina, la segunda hace referencia a tener claro lo que significa enseñar y aprender su materia específica, y finalmente, que es lo que impulsa los actuares docentes en sí. (2009. P. 3, 4)

En ese orden de ideas, Tejada (2009) es categórico en establecer que un profesor actual debe ser un docente que “ha de planificar, impartir, tutorizar y evaluar acciones formativas, elaborando y utilizando medios y recursos didácticos promoviendo la calidad de la formación y la actualización didáctica” (p.10) a la vez que distingue tres tipos de competencias a desarrollar: las teóricas o conceptuales, las psicopedagógicas y metodológicas y las sociales. No obstante, Tejada también contempla las TIC como parte de las nuevas competencias, reconociendo que las mismas transforman las dinámicas de la enseñanza, el rol del profesor y la percepción y motivación de estudiante (p.12)

En un nivel macro, pero específicamente en el aspecto de las TIC, la UNESCO ha venido trabajando en el desarrollo de unos estándares de competencias que permiten distinguir tres grandes niveles divididos en orden ascendente como: Nociones básicas de TIC, Profundización del conocimiento y Generación del conocimiento. El primer nivel pretende preparar a los futuros profesionales como una fuerza laboral que se valga de las TIC para desarrollar la economía de determinada sociedad, se trata sin duda de una fase básica de alfabetización digital. El segundo nivel, el de la profundización, pretende agregar valor a los ya, supuestos, resultados económicos positivos. En ese nivel, las competencias del conocimiento tradicional se apoyan en materiales digitales que permitan articular esos conocimientos con la vida cotidiana de un profesional. Finalmente, el último nivel, denominado el de la Generación del conocimiento, pretende ya no mejorar la economía sino aumentar la productividad mediante la formación de trabajadores que se dediquen a crear nueva información y difundirla (2008).

Sin lugar a dudas, tanto las iniciativas individuales académicas como las institucionales macro de establecer competencias para los docentes actuales en materia de TIC solamente están respondiendo a la necesidad latente de determinar el verdadero rol del profesor en nuestra sociedad contemporánea. Ya no solamente se requieren profesores que sepan de contenidos, sino que sepan transmitirlos de la mejor manera mediante los recursos digitales disponibles, lo cual sin duda genera resistencias pero que deben salvarse para seguir vigentes y construyendo conocimiento en vez de quedarse relegados como profesores caducos y fuera de tiempo.





Referencias

Monereo, C (2009) Las competencias profesionales de los docentes.


Tejada, J (2009) Competencias docentes. Revista Profesorado. Vol 13, núm. 2.


UNESCO (2008) Estándares de competencias en TIC para docentes

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